Votar por votar – El Occidental

Queda claro su fobia por el INE, el mismo instituto que le garantizó un proceso electoral transparente y a la altura, por medio del cual llegó a Palacio nacional.

Una vez más la fracción del PRI estuvo a la altura para frenar, en seco y junto a la oposición, la ridícula Reforma Electoral de Morena. Contra todos los pronósticos que vaticinaban que el priismo daría su brazo a torcer ante la 4T, dimos nuestro voto para sepultar la iniciativa que pretendía debilitar al INE y la democracia. De nuevo una iniciativa disfrazada de pueblo, con intereses autoritarios.

Y tal parece que Morena, y su liderazgo, es el único partido político en México incapaz de digerir cualquier derrota, porque apenas se rechazaba su propuesta constitucional, ya se discutía hacia la madrugada del miércoles el dictamen de reforma a la Ley General de Comunicación Social y a la Ley General de Responsabilidades Administrativas en materia electoral. El famoso plan B del Presidente.

En el argot político se habla de fast track cuando a un proceso legislativo se le da vía rápida. Para la presentación, análisis, discusión y votación de un tema determinado bastan un par de horas, cuando de manera habitual, una iniciativa se presenta, se turna a las comisiones correspondientes para su análisis, se dictamina y posteriormente se vota, en otras palabras, un proceso largo y tortuoso, sin añadir que existe un enorme riesgo de que la iniciativa pase a la congeladora.

Morena ha tomado en determinación que cada vez que impidamos el manoseo de la Constitución, harán cambios por medio de leyes secundarias, en fast track. Lo hicieron así después del fracaso de la Reforma Eléctrica y lo volvieron a hacer con la Reforma Electoral y el famoso Plan B, con el que proponen algunas singularidades, como extinción de fideicomisos, reducción de salarios y una reestructuración al interior del INE.

Se trata de dos fideicomisos, siendo el Fondo para el Cumplimiento del Programa de Infraestructura Inmobiliaria y para la Atención Ciudadana y Mejoramiento de Módulos del INE el más importante, pues resulta que la reestructuración al Instituto implicará la liquidación de trabajadores especializados en materia electoral y se estipula que de este fondo se extraerán los recursos para las indemnizaciones.

El Plan B del Presidente huele a venganza porque reduce la estructura de autoridades electorales locales y federales y acota las facultades de interpretación y sanción de las mismas. Queda claro su fobia por el INE, el mismo instituto que le garantizó un proceso electoral transparente y a la altura, por medio del cual llegó a Palacio nacional.

Sin duda quien ventaneó un disparate de la propuesta impuesta por Morena, fue el Consejero Electoral Ciro Murayama, quien citó en sus redes sociales un fragmento del texto: “Se elimina la rama administrativa del Servicio Profesional Electoral Nacional” y mencionó: nada más que el SPEN no tiene rama administrativa. O sea, quieren desaparecer algo que NO existe. Este es el grave problema del Fast Track, ¿Algún legislador de Morena habrá leído, aunque sea por error, el dictamen antes de votar? Votar por votar, la especialidad guinda.

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