No sirve para gran cosa el que nuestra moneda esté sin mayores cambios en su paridad cambiaria con el dólar norteamericano; tampoco que a partir del primer día de enero de 2023, el salario mínimo haya aumentado y supuestamente no se haya recurrido a préstamos del exterior para fortalecer nuestra economía, si experimentamos un índice inflacionario superior al 7.5 por ciento y un aumento continuo en los precios de los artículos de primera necesidad y en los servicios.
La situación de la paridad cambiaria tiene sus bemoles, porque no depende exclusivamente de un buen manejo de finanzas por parte de la administración federal, sino de condicionantes externas que inciden en este punto así que el autoelogio resulta vano.
El aumento al salario mínimo, solo se aplica al segmento poblacional de los que ganan menos, pero a los trabajadores en general que perciben más del salario mínimo, los aumentos no se reflejarán en su nómina. Y siendo cierto que hay que ayudar a los más pobres, también es muy cierto que el incremento debería ser parejo para los trabajadores en general y no solo a los que perciben el salario mínimo.
Respecto a la cuestión de que no se haya recurrido a préstamos del exterior, tengo mis reservas porque no hay información disponible que permita comprobarlo y tomaré como verdad lo que nos ha venido manifestando el presidente al respecto en sus conferencias de prensa matutinas sin embargo el pago de intereses subsiste. El servicio de la deuda que quedó suspendido en tiempos de Zedillo no ha impedido su crecimiento, y me preocupa lo que dijo el presidente en días pasados, en el sentido de que su gobierno había renegociado un mayor plazo para pago. Ignoramos los pormenores de dicha renegociación de la deuda.
Nuestra situación económica no es buena. La inflación nos pega y mucho.
El mejor indicador económico son las amas de casa. Ellas son las que mejor perciben la situación porque están en contacto directo con el tendero, en el mercado, en la tienda de ropa y ven que cada semana está más cara la pieza de pan, las tortillas, el huevo, la leche.
Las cosas siguen subiendo; la carestía está más actual que nunca y la verdad es preocupante el futuro que lo veo con mucha incertidumbre, máxime que en este año hay elecciones en el Estado de México y en Coahuila, que serán termómetros predictivos de lo que sucederá en el año 2024 con las elecciones federales.
El Gobierno destinará buena parte de sus recursos a programas de asistencia social para comprar voluntades; otra parte de los recursos se orientarán a la consolidación de los proyectos del tren maya y la refinería de Tabasco, por lo que el futuro no se ve muy prometedor que digamos.
El que nuestra moneda conserve su paridad cambiaria con el dólar alrededor de los veinte pesos; el incremento al salario mínimo y que supuestamente no se haya recurrido al endeudamiento externo, son meras paradojas. Esa aparente situación de bienestar contrasta con los desafanes para hacer que el gasto doméstico no se incremente porque no podemos tapar el sol con un dedo. Las cosas cada día están más caras, no hay dinero que ajuste y pese a que se aumenta el salario, cada día compramos menos, el poder adquisitivo disminuye.
Estas paradojas nos crean mucha incertidumbre. Dios que nos ayude.