Las mesas de trabajo en la Secretaría de Economía serán clave para aportar el conocimiento de la industria sobre el tema del maíz genéticamente modificado y para aclarar los contenidos contradictorios del nuevo decreto.
“Sólo con diálogo, sin imposiciones ideológicas y con apego a la evidencia científica se revertirán prejuicios”, dijo el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda.
Recordó además que el país es dependiente de importaciones de maíz amarillo de Estados Unidos, y prohibirlas afectará la estabilidad de la cadena agroalimentaria y los precios de los alimentos básicos.
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“Porque este tipo de maíz es el insumo clave para la industria pecuaria y avícola, es decir para la producción de leche, carne de res, de cerdo y huevo, que actualmente tienen un alza sensible en sus precios”.
“Además, llevamos más de 20 años importando maíz transgénico y ¿qué ha reportado la Secretaría de Salud en todo este tiempo? Nada. No se han reportado enfermedades o afectaciones en humanos por el consumo de manera directa o indirecta”, comentó.
Dijo que la industria de protección de cultivos reconoce la apertura de la Secretaría de Economía, al anunciar que se instalarán mesas de trabajo con el sector privado nacional e internacional, para analizar el tema del maíz genéticamente modificado.
“Es un gran paso reconocer lo que el nuevo decreto y la propia Secretaría de Economía establecen en el sentido de que las decisiones fitosanitarias deben basarse en evidencia científica, porque esto facilita el diálogo y entendimiento para que la política pública, en materia agropecuaria se aplique con criterios objetivos y no prejuicios ideológicos”, dijo.
Hay mucho contenido contradictorio
Sobre los contenidos contradictorios del nuevo decreto que se publicó en el Diario Oficial de la Federación, este 13 de febrero, señaló el ingeniero González Cepeda que “se prohíbe el consumo del maíz genéticamente modificado para la masa y la tortilla y se permite para uso pecuario e industrial, que finalmente terminan en la mesa de los mexicanos”.
Otra contradicción es que prohíbe el uso, enajenación, distribución, promoción e importación del glifosato, cuando el maíz transgénico que llega al país utiliza ese herbicida en su proceso de cultivo.
“El nuevo decreto faculta a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a coordinarse con otras agencias internacionales para investigar ‘posibles daños a la salud’, cuando se supone que el gobierno ya tenía esas investigaciones para justificar el decreto, que se publicó el 31 de diciembre de 2020”, advirtió.
El presidente de la UMFFAAC señaló que “seguramente estas contradicciones se aclararán porque solo con el diálogo, sin imposiciones ideológicas y con apego a la evidencia científica se revertirán prejuicios sobre el maíz genéticamente modificado y también respecto a la prohibición del glifosato”.
De este herbicida, el ingeniero González Cepeda advirtió que su total prohibición también “tendría un impacto muy negativo para el país porque afecta la competitividad de los productores agrícolas, al aumentar los costos de producción por utilizar herbicidas entre 40 y 50% más caros”.
Esto llevaría a realizar mayores importaciones y con ello encarecer el precio de los alimentos, además de generar incentivos para el contrabando de productos ilegales.
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Enfatizó que las mesas de trabajo a que convocó la Secretaría de Economía serán un paso en la dirección correcta para corregir el rumbo de la política agropecuaria, ya que las decisiones precipitadas ponen en riesgo la seguridad alimentaria del país.