Si no se hacen cambios a las condiciones actuales en las que opera el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal), este se habrá acabado sus reservas para el 2029; a partir del 2030 presentará problemas de liquidez pues alguien tendrá que subsidiar 8 mil 400 millones de pesos para hacer frente a sus gastos.
Así lo señaló el experto Francisco Miguel Aguirre Villarreal, del despacho Valuaciones del Norte, ante trabajadores y diputados en la mesa de trabajo que se llevó a cabo en el Congreso de Jalisco, de cara a una posible reforma al sistema de pensiones del Estado.
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Tras dar a conocer los estudios actuariales que ha hecho el despacho para ver la situación del Ipejal, el actuario mencionó que las reservas del instituto -que ascienden a 41 mil millones de pesos aproximadamente- se terminarán para el 2029 cuando el gasto anual oscile en 16 mil millones de pesos y las aportaciones apenas alcancen los 8 mil millones.
“El problema real se viene en 2030 en donde el gasto va a ser de 16 mil 500, el trabajador va a aportar 2 mil 900, el patrón 5 mil 200, y alguien va a tener que subsidiar con 8 mil 400 millones de pesos. Aquí están los diputados, ustedes díganme qué tan fácil es mover un punto del presupuesto de egresos, es imposible. Pensiones se va a comer el 7% del presupuesto de egresos de un año a otro”, expresó al referir que para el 2040 el subsidio estará en 12 mil millones.
Manifestó que el problema es serio, pues aún si se recuperara el dinero de todas las inversiones fallidas al Ipejal no se le ganaría mucho tiempo de vida, incluso con las reformas que se hicieron para incorporar a los municipios al sistema pensionario, pues eventualmente el instituto no tendrá dinero para pagar las pensiones.
Cada año incrementan los gastos del Ipejal
Añadió que si se contemplan reformas se tendrán que hacer de fondo y que vengan de los propios trabajadores, ya que cada año incrementan los gastos del instituto por sobre lo que se le aporta, no solo por el hecho de las jubilaciones tempranas, sino porque hacen falta modificaciones a otros temas de prestaciones, antigüedades o incluso de aportaciones.
“El problema es estructural. Si los trabajadores deciden hacer una reforma, mi recomendación es decirles que las condiciones de los trabajadores deben de ser cuidar la lana, que puedan tener asientos en comités de vigilancia. Hay que entrarle integral, modificar lo administrativo, vigilar mejor, hacer fideicomisos, modificar prestaciones (…). Una reforma va a doler, hay que cambiar edades, hay que cambiar antigüedades, hay que aumentar aportaciones, cambiar sueldos de cotización. Si no hacen eso, no van a tener pensión o no la garantía al cien por ciento de que les vayan a poder pagar”.
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Pugnó porque los trabajadores, pensionados y jubilados cuenten con toda la información para que tomen la mejor decisión en torno a una reforma o no, en especial para evitar escenarios como los del 2010 en donde –luego de la reforma a pensiones del 2009–, se realizaron dos estudios actuariales con cifras diferenciadas y en donde se determinó que el instituto quebraría para el 2034.