Este martes, se llevó a cabo una huelga protagonizada por enfermeras británicas en las afueras de los hospitales Charing Cross Hospital y St Thomas’ Hospital en Londres, para exigir un aumento salarial ante el aumento del costo de la vida en Inglaterra.
Esta es una protesta sin precedentes en los 106 años de historia del sindicato británico de enfermería; el Royal College of Nursing (RCN), afirmó que no tuvo otra opción ante los problemas que los trabajadores tienen para llegar a fin de mes con sus sueldos.
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Según el RCN, hay 47 mil puestos de enfermería sin cubrir en Inglaterra, en parte debido a la mala remuneración.
“Estamos con vosotras”, dijo el diario Daily Mirror, haciéndose eco de una mayoría de británicos que, según los sondeos, apoyaron la primera huelga nacional hecha por el sindicato el 15 de diciembre.
Hace una semana, la secretaria de Estado de Sanidad, Maria Caulfield, aseguró al canal Sky News, que en Inglaterra se perderían unas 70 mil citas médicas y operaciones a causa de la huelga.
Se estima que hasta 100 mil miembros del sindicato de enfermeros provenientes de Gales e Irlanda del Norte participarían en las protestas.
Los enfermeros pasan por una grave crisis financiera
Mark Boothroyd, enfermero de urgencias de 37 años, afirma que la carestía de la vida les ha impuesto dificultades para pagar las facturas, el transporte y el alquiler.
Según Boothroyd, que trabaja en el St Thomas’ Hospital, la baja remuneración hace que las enfermeras recién tituladas sólo pasen uno o dos años antes de abandonar la profesión.
Sus vacantes no logran cubrirse lo que pone bajo enorme presión al personal restante ahogándolo en el estrés.
Responsables de la sanidad pública británica aseguraron en septiembre que algunas enfermeras comenzaron a saltar comidas para alimentar y vestir a sus hijos.
Y uno de cada cuatro hospitales en Inglaterra creó bancos de alimentos para su personal.
El RCN denuncia que los sueldos de las enfermeras cayeron 20 por ciento en términos reales desde 2010, debido a varios años de aumentos inferiores a la inflación, que este noviembre fue del 10.7 por ciento, uno de sus niveles más elevados en cuatro décadas.
La huelga llega en un momento en que el venerado Servicio Nacional de Salud (NHS) británico lleva años aquejado de financiación insuficiente. A esto se suma desde la pandemia las largas listas de pacientes que esperan para realizarse pruebas médicas, incluidas las relacionadas con el cáncer.
Los responsables sanitarios advirtieron a los sindicatos de que los tratamientos podrían verse afectados por el paro, en un momento en que las afecciones respiratorias estacionales, como la gripe, añaden presión a unos hospitales ya de por sí saturados.
Pese a su excepcionalidad, la huelga del RCN se inscribe en una creciente ola de paros de trabajadores en múltiples actividades de los sectores público y privado, desde ferroviarios a policías de aduanas, pasando por el servicio de correos o los profesores.
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Pat Cullen, líder del sindicato Royal College of Nursing (RCN), señaló que el gobierno se ha negado a discutir los salarios, lo que aumenta la posibilidad de más huelgas.
“Cada vez que me reúno con el Secretario de Estado, me dice que puede hablar de todo menos de salarios, lo que va a hacer es continuar con jornadas como ésta”, afirmó.