El Cóporo, una zona arqueológica que fue hogar de unas seis mil personas en su mejor momento – El Occidental

Hace 10 años la zona arequeológica El Cóporo abrió al público. Sólo el 20% del asentamiento prehispánico fue explorado, es el mismo que desde entonces se puede apreciar. Ubicado a 2 mil 300 metros sobre el nivel del mar en su parte alta y 2 mil 100 en el valle a pie de la falda de la sierra de Santa Bárbara, El Cóporo fue hogar de unas seis mil personas en su mejor momento.

Su nombre Cóporo, podría significar “sobre camino grande” en tarasco y esto haría referencia a que el asentamiento se desarrolló a escasos kilómetros del Camino Real de Tierra Adentro, ruta monumental de 2 mil 560 kilómetros que iniciaba en la Ciudad de México y llegaba hasta Santa Fe, Nuevo México, en Estado Unidos. La también conocida como Ruta de la Plata, tenía en Guanajuato el tramo más importante por ser utilizado para el trasiego de plata y diversos minerales. Esta porción del camino tenía acceso y conectaba a las distintas zonas mineras de la Nueva España.

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Pero el significado que hasta ahora tiene más sentido es el traducido del purépecha, apunta Valente, el guía turístico del Cóporo. En esa lengua, de la familia lingüística tarasca significa: cerro jorobado. Valente dice que esta definición se le acerca más, por la forma del cerro en el que se asentaron.

Sobre los habitantes del Cóporo aún hay muchas dudas. La zona arqueológica fue saqueada de tal manera que fueron muy pocos los vestigios localizados en el lugar.


El Cóporo, un asentamiento que mostraba el avance de los antiguos grupos mesoamericanos

En 1962 la arqueóloga Beatriz Branif, responsable de la exploración del lugar, concluyó que El Cóporo era un asentamiento que mostraba el avance de los antiguos grupos mesoamericanos hacia el norte de sus fronteras para así poblar nuevas regiones. Estos estudios permitieron ubicar a la región del Cóporo entre los años 200 y mil 200 de nuestra era.

Fue hasta el 2002 que se retomó la investigación de Braniff. Los arqueólogos Arnaldo Nicolau y Carlos Torreblanca revaluaron la tesis de Braniff. Con trabajos de excavación y recuperación pudieron establecer que El Cóporo está formado por grandes conjuntos de plazas cívicas, altares centrales, salones de juntas, palacios y un basamento piramidal.

Las tesis anteriores señalaban que, hacia el sur del Río Lerma existían las grandes sociedades agrícolas y hacia el norte vivían solo agrupaciones de chichimecas; con las excavaciones en Ocampo se determinó que en el norte también había asentaciones complejas.

En la cima de él Cóporo vivían las autoridades máximas

El recorrido por las grandes extensiones del asentamiento prehispánico lo rodean paisajes inigualables. El adobe usado para la construcción de los distintos inmuebles permitió el crecimiento de nopaleras gigantes, que enmarcan el camino a lo desconocido de la cultura. Y en la cima, donde vivían las autoridades máximas, la vista panorámica hacía el valle permite apreciar la gran extensión del lugar, incluyendo la comunidad de San José del Torreón, que se asentaría miles de años después y donde la minería sería su principal fuente de ingreso.

El Cóporo cumplió en junio pasado 10 años recibiendo turistas. Algunos curiosos van en busca de visitas extraterrestres y otros en búsqueda de tesoros. No hay registro de ningún hallazgo del tipo. Hasta ahora solo es un asentamiento que guarda los secretos de nuestros antepasados.

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En la plaza dominaba el color rojo, en tributo a los rayos del sol. En el altar del centro diariamente se hacían rituales para que el sol naciera todos los días.

Se tienen ubicadas al menos cinco plazas, pero solo la Plaza del Ocaso fue excavada

La zona arqueológica contempla grandes conjuntos de plazas cívicas, altares centrales, salones de juntas, palacios y un basamento piramidal.

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