Quienes instalan un altar o llevan una flor de cempasúchil a sus seres que se adelantaron en el último viaje de la vida, quizás tengan una idea general del simbolismo de los elementos que lo conforman y del propio altar.
Alhelí Cervantes Macías, profesora del Departamento de Teorías e Historias de la Universidad de Guadalajara (UdeG), mencionó que en el “altar tiene una simbología muy bella porque coincide con el ciclo agrícola, los pueblos prehispánicos eran agrícolas y en esta fecha es cuando se recogía la cosecha, cuando ya no llueve, la tierra es fértil, está húmeda y salen las flores, algo así es el altar de muertos y recordar a nuestros seres queridos con la cosecha que nos dejaron, su legado, los gustos que tenían”.
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En el caso del pan, desde el punto de vista de la religión católica tiene un significado importante ya que “es el cuerpo de Cristo, el vino es la sangre, eso en el ritual católico y desde el punto de vista cultural es el alimento que nos trajeron los españoles con el trigo, nosotros somos el pueblo del maíz”, es decir, en el altar se ve la riqueza culinaria tanto prehispánica como de la colonización. Todos los elementos del altar tienen que ver con las características de la persona que falleció.
Halloween contra el día de muertos, choque cultural
Con avance de la mezcla de tradiciones, una de las tradiciones más fuertes es sin duda la estadounidense en donde se celebra el Halloween contra el Día de Muertos tan arraigado en México -sobre todo- con los rituales que se hacen en Michoacán o en Xochimilco en la Ciudad de México en donde se honra a los antepasados acompañándolos en su última morada.
“Es la mercadotecnia que siempre ha competido con la tradición y claro que hacer una fiesta de esta naturaleza es ir a la tienda, comprar todos los elementos y ya está, pero en la tradición del Día Muertos tiene que ver con la parte espiritual de las personas, el agradecimiento porque ese día recordamos a las personas” que ya no están físicamente entre nosotros. Y en muchos lugares comienzan a perderse estas tradiciones.
La flor de cempasúchil se remonta a una “leyenda prehispánica del clásico romance del amor imposible y esa promesa que le hace a la doncella que va a regresar y no lo hace, entonces le pide a los dioses y un día ve que el campo está cubierto de unas bolas como de oro, como el sol de muchos pétalos y el aroma es muy peculiar”.
Además esta flor “se come, es medicinal, se hace un té y sirve como condimento de los alimentos y de ahí se derivan muchas leyendas, algunas personas la conocen como la flor de muerto porque es la clásica de los altares”.
Leyendas que se cuentan en Jalisco
Si de leyendas se trata, Jalisco tiene una gran cantidad de ellas tan sólo en el Panteón de Belén, el Centro Cultural El Refugio, la famosa Casa de los Perros. En la Casa de los Perros se dice y corre la leyenda que por las noches las esculturas de estos animales de piedra cobran vida y comienzan a aullar al ver a una persona.
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También los claustros y en el Hospicio Cabañas hay dos libros de leyendas en donde se dice que las almas de los niños azotan las pesadas puertas cuando no quieren que nadie se vaya y se encariñan con esa persona, es una manera de manifestarse, así hay muchas más.
En el Centro Cultural El Refugio, se cuenta la leyenda de que por las noches en los pasillos de lo que antiguamente fue un hospital psiquiátrico sale una monja y pasa uno por uno los cuartos para atender a sus pacientes sin molestar a nadie más.
El panteón de Belén es uno de los sitios más emblemáticos en donde se narran las leyendas de que hay un vampiro enterrado y rodeado por un árbol que evita que se escape, el niño que no le gustaba estar cubierto y que todas las noches salía por sus juguetes.
Actualmente su tumba está llena de juguetes, así como otra serie de relatos que ponen de punta el pelo si pasa uno de noche en las visitas guiadas que se hacen estos días.