Andrés Manuel López Obrador cuando era Jefe del Gobierno Capitalino tenía por costumbre las mañaneras, un ejercicio que convocaba a medios de comunicación y reporteros, en aquel entonces, el ejercicio marcaba una agenda noticiosa que justamente generaba un ejercicio de comunicación cordial y asertiva; marcaba la agenda diaria y se le podía ver además concediendo entrevistas de las llamadas banqueteras, así como en diversos foros y cabinas.
Hoy, el Presidente ha usado esta plataforma ya como un foro de catarsis personal que cada vez sube de tono, incluso lanzando advertencias, insultos, desacreditaciones y modificando el discurso para convertirlo en peligrosa amenaza a quien actúe en contra de su instrucción.
Recientemente la solicitud, por demás válido en términos legales del derecho de réplica pedido por el periodista Carlos Loret, y previamente solicitado por otros personajes que han sido nombrados por el presidente con adjetivos calificativos o con cierto tono amenazante, ha sido rechazado por el propio López Obrador quien además ha contestado a esas solicitudes con más adjetivos y enojos, incluso los ha querido derivar con otras instancias para que sus denuncias o argumentos sean recibidos como el considera: sin el foro donde fueron señalados ni con la oportunidad de exposición y en estricto apego a la equidad.
Si los diputados no aprueban, son enemigos de la nación, son incluso considerados con un adjetivo mayor: traidores a la patria. De inmediato usa todo un aparato en redes para generar campañas de odio y discriminación encaminadas incluso al daño moral, llevando el discurso de la mañanera a una sentencia emitida como si fuera un juez máximo, pero sin aporte de pruebas contrarias, simplemente una narrativa visceral.
Hoy preguntaría a quienes han defendido el primer discurso de la cuarta transformación: ¿en que se ha convertido el proyecto que presentó en campaña?, ya había escrito en otras colaboraciones el significado del fracaso del INSABI, que por mucho no conseguirá que se cumpla el discurso de convertir al sistema de salud como en Dinamarca, porque simplemente no es viable, no hay dinero para ese proyecto y mucho menos tiempo, un dia más es un dia menos, y si me adelanta un poco, al presidente no le preocupa el asunto porque ya tiene el discurso para defender esta promesa: es culpa de la oposición, de los que están en contra del proyecto; conservadores que han hecho de su administración un cuestionamiento permanente y lo han convertido en el presidente más atacado por la historia.
El presidente está de malas, y lo escribía la semana pasada, la realidad lo ha rebasado y lo peor es que dicen los que saben que más que el INE y su reformas, ahora está empecinado a sólo dos temas con los que sabe, podría tener muchos problemas derivados de los escándalos y malas decisiones: el INAI y la Suprema Corte, de los cuales ya el propio aparato gubernamental, y tanto secretarios de estado, funcionarios, gobernadores y el propio partido morena han usado la plataformas de comunicación institucional para replicar el discurso de un presidente cuya oportunidad de salir bien librado sólo tiene una oportunidad: el 2024.
De dos bocas ya no se habla, o se evita hablar, porque la réplica es el nivel de pérdidas que ha reportado Pemex en el último año de operaciones, lo del AIFA igual, dado que no han sido superadas las pruebas de conectividad carretera e inclusión de líneas aéreas internacionales, además de que no se toca la efectividad de los vuelos que se promovieron desde y hacia Venezuela; qué decir también de lo que hoy enfrenta el Sub secretario de Salud, Hugo López Gatell que es una investigación y un posible juicio en el sentido estricto de las posibles omisiones que se tuvieron durante la pandemia.
El Presidente no ha tenido buenos días, ni buenas noches desde hace semanas, el pueblo bueno ya no es la concepción de lo que significaba en su discurso, los abrazos han sido un fracaso, o acusar a la delincuencia con su mamá no ha tenido ya más impacto; los hijos evidenciando beneficios y las redes que se muestran con evidencia y el presidente que no ha probado lo contrario; los caprichos que no son concedidos y las posiciones de perfiles que han actuado en base al estado de derecho y no por orden y en donde el ejecutivo federal ha declarado abiertamente que se “equivocó con su recomendación”, el Huachicoleo que no ha terminado, un banco del bienestar cuyas sucursales no cuentan ni con cajeros suficientes ni instalaciones dignas para atender a los adultos mayores; el estado de cuenta de las finanzas que no son nada alentadoras y que para el 2025 ya causarán crisis y que lo dijo el presidente en un discurso advirtiendo a quien llegue que hay factores externos que lo propiciaron. Tenemos un presidente que nunca falla, que es perfecto, que no se equivoca y que todo lo que sucede tiene un responsable con nombre y apellido diferente… el Presidente se queda poco a poco solo, dicen, y eso también lo hace amanecer de malas.