Está por concluir 2022, que ha representado para México un año de retrocesos, de estancamiento económico, de inflación desbordada y de inseguridad, que culmina con la reforma electoral de AMLO, misma que supone un grave riesgo para la vida democrática del país.
Uno de los supuestos argumentos para justificar esta reforma, que implica la visión unilateral del Presidente, fue el ahorro. Se hablaba de una disminución de 3500 millones de pesos, pero como han señalado diversos líderes de opinión, no existe estudio alguno que acredite el supuesto ahorro. Por el contrario, nos encontramos frente al riesgo de que no se realicen adecuadamente los procesos electorales, ante el probable despido del 84.6 por ciento del personal profesional del INE.
Lo anterior, nos lleva a revisar si estamos frente a un gobierno que de verdad busca finanzas sanas o por el contrario, deja sin recursos a los organismos o áreas que le son incómodas y tira el dinero en proyectos que le son cómodos.
Como ya hemos señalado, el ejercicio presupuestal de esta administración federal se fundamenta en 7 programas que concentran poco más de 362 mil millones de pesos. Éstos programas corresponden a becas y apoyos monetarios directos, dirigidos a un universo de prácticamente 17 millones de personas en nuestro país, según datos del Padrón Único de Beneficiarios del Gobierno Federal.
El problema no radica precisamente en este tipo de acciones supuestamente sociales, sino en la falta de regulación y el empleo de dichos apoyos para la construcción de fuerzas electorales afines al proyecto político del Presidente.
Por ello podemos establecer que la inversión del Presidente de la República se dirige a construir clientelas electorales, dejando de lado programas que estimulan el crecimiento económico, la innovación, la ciencia y la tecnología, para generar mayor inversión, empleo y crecimiento económico en el país.
Y mientras el 18.7% de la población no tiene acceso a la seguridad social, ni a un seguro privado, lo que se traduce en un alto gasto en el bolsillo de las familias, los proyectos faraónicos de AMLO, como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, absorberán el siguiente año 21.4% del presupuesto para la inversión física.
Mientras los niños que padecen cáncer siguen sin recibir atención y medicamentos, el Gobierno Federal gasta para la promoción del béisbol, el deporte del Presidente, 1,335 millones de pesos.
Las inversiones del Presidente no están con México, sino con su proyecto político. Por ello, para 2023, el Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados continuará luchando por el fortalecimiento de aquellas acciones que permitan a las familias de nuestro país, contar con una economía más sólida.