Los abogados del señor Lozoya intentan un acuerdo reparatorio con la FGR, con PEMEX y la UIF para resolver los casos de Oderbrecht y Agronitrogenados, seguramente en los mismos términos reparatorios como se manejó el caso del señor Ancira. Lo interesante de esto es que anuncian que buscarán la repatriación del expresidente Enrique Peña Nieto por estar involucrado en el problema judicial del ex director de PEMEX.
Como se recordará, el domingo primero de agosto de 2021, se llevó a cabo la consulta popular promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que tenía por objeto saber si la población estaba conforme en que se enjuiciara a los ex presidentes que le precedieron en el cargo. La mayoría de los pocos que acudieron a expresar su voluntad fue un abrumador “sí” pero no tuvo efecto legal alguno, aunque benefició políticamente al presidente que se mantuvo en el candelero.
López Obrador aseguró que su ideología era la “no venganza” y ya no promovería consultas de este tipo y le dejaba la tarea a la Fiscalía General de la República para que se encargara de “promover las demandas” y de ahí no pasó. Pura faramalla.
A pesar de eso, ha sido machacona la retórica de López Obrador en ese sentido, y aunque todos los días arremete en contra del expresidente Calderón, no se mete con Enrique Peña Nieto, y es que es bien sabido que entre López y Peña hubo pactos que permitieron un terso cambio de poder. Peña de facto, dejó de gobernar desde el momento en que López ganó la elección en 2018.
Pasados los tiempos del Huachicol, de Ancira, de la rifa del Avión, del Felipe Ángeles, de Dos Bocas, del Tren Maya, del Conacyt, del INE, del INAI y el mas reciente distractor, el vahido del presidente, es necesario uno nuevo, que dure lo suficiente para difuminar los líos que sobrevendrán con las elecciones de Gobernador en Coahuila y el Estado de México y para distraer la atención en el momento del inminente destape de la corcholata favorita para substituir en la silla presidencial a Andrés Manuel López Obrador.
Que mejor que a través de un canal diverso, se arme un nuevo sainete para llamar al argüende al expresidente Peña Nieto; de esta manera los reflectores se desvían de los temas importantes mientras el presidente levanta su pañuelito blanco, reiterando que lo suyo no es la venganza, impidiendo que Peña le haga un reclamo de faltar a su palabra, pero a través de terceros alebresta a la gente, que bien sabe de los excesos cometidos durante la administración Peñista y quiere verlo tras las rejas.
Mientras, se pueden fraguar tranquilamente los planes de una elección de Estado. Excelente distractor no cabe la menor duda. Lástima que solo la gente pensante (que hay poca) se da cuenta de que lo que hace este gobierno para conservar a toda costa el poder. Iguales los unos y los otros.